Este es el caso de los elefantes. Los paquidermos visitan y tocan los huesos de sus parientes muertos. De hecho, sufren al tener que abandonar sus cuerpos sin vida. Pero no son los únicos que han demostrado tener comportamientos característicos de duelo. Los chimpancés limpian los cadáveres, las urracas entierran a sus compañeros bajo la hierba como si se tratara de una especie de funeral, y los cuervos cantan en grupo.
Ahora es el turno de nuestros fieles amigos los perros. Investigadores italianos creen posible que los canes atraviesen una etapa de duelo tras la muerte de un compañero con el que han convivido en el mismo hogar.
"Quisimos realizar este estudio porque queremos arrojar luz sobre un lado aún oscuro, al menos para nosotros los humanos, de la vida de los perros domésticos: sus emociones complejas, particularmente el dolor", ha detallado Federica Pirrone, de la Universidad de Milán.
"La demostración de duelo en animales no humanos es uno de los mayores desafíos que enfrenta la ciencia. En cuanto a los perros, la evidencia actualmente es escasa y principalmente anecdótica", ha añadido, por lo que, intrigados, decidieron ponerse manos a la obra e investigar en este campo.
Pirrone y su equipo científico realizaron una encuesta a 426 personas que habían tenido al menos dos perros al mismo tiempo, uno de los cuales murió antes que el otro. El 86% de los propietarios aseguró que sus animales sufrieron cambios negativos en el comportamiento después de la muerte de la otra mascota, en algunos casos incluso durante más de seis meses. Algunas de estas transformaciones se limitaban a que los canes buscaban más atención, jugaban menos o estaban más inactivos.
En otros casos también se observaba que los canes dormían más o se mostraban más temerosos. El duelo también pudo afectar a su apetito, mucho menor, o a su estado de ánimo básico, presentando lloriqueos de forma habitual o más ladridos.
Los investigadores descubrieron que el tiempo que dos perros conviven juntos no influye en el comportamiento de duelo, pero sí lo hace el hecho de que tengan una relación amistosa, así como tener un dueño afligido, condicionantes que hicieron más probables los cambios de comportamiento. Esto sugiere que sufren una reacción parecida al dolor en respuesta tanto a la pérdida de su compañero como a la tristeza de sus dueños.
"Nuestros resultados (publicados en Scientific Reports) abren el camino a una posibilidad real de que los perros domésticos puedan sentir duelo ante la muerte de un compañero. Sin embargo, los cambios conductuales y emocionales observados podrían ser indicativos de estrés por separación. Por lo tanto, actualmente no podemos saber con seguridad si los perros respondían a la 'pérdida' de un compañero o a su 'muerte' per se", ha detallado la investigadora.
Con el fin de responder a este dilema, este equipo científico trabaja en una siguiente fase del proyecto. Para los autores, las respuestas similares al duelo entre los perros son un problema importante de bienestar de las mascotas al que nadie presta la suficiente atención.
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