Cuando tu veterinario de confianza te asegura que ya no puede hacer nada más por tu fiel compañero, y que mantenerlo con vida solo prolongaría su dolor de forma innecesaria, llega el momento más duro de vuestro camino juntos: ¿qué hacer cuando mi mascota debe partir?
En España ya existen más perros en nuestros hogares que niños y niñas, y en la mayoría de las casas nuestros animales de compañía son considerados mucho más que eso: son miembros de la familia.
Es por ello que se antoja fundamental saber qué es lo que queremos para que nuestros inolvidables amigos descansen en paz. ¿Eutanasia? ¿Incineración? En este artículo vamos a explicarte cómo funcionan ambos procesos, que además pueden resultar costosos. Ya te adelantamos que existen packs para ello, ofrecidos por compañías especializadas que quieren facilitarnos este duro camino.
¿Qué es la eutanasia?
La legislación sobre protección de los animales define la eutanasia como “la muerte provocada a un animal, por métodos no crueles e indoloros, para evitarle un sufrimiento inútil como consecuencia de una enfermedad o lesión sin posibilidad de curación, que le impida tener una calidad de vida compatible con los mínimos parámetros de bienestar animal”.
La eutanasia solo es necesaria cuando el veterinario nos comunica que no hay solución ni futuro para nuestro fiel amigo, y que tan solo se podría prolongar su vida manteniendo su dolor. Es entonces cuando se decide dar este paso tan doloroso para la familia, pero que permite descansar a nuestro perro o gato, y que se lleva a cabo en tres fases de obligado cumplimiento por ley en España y que nos garantizan que el animal no sufrirá en absoluto:
Durante este proceso, podrás acompañar a tu mascota hasta la última inyección, si así lo deseas. Especialmente en la primera fase, agradecerá sentirte cerca y le aportará tranquilidad antes de su despedida.
Una vez nuestro peludo fallece, es hora de decidir qué hacer con su cuerpo. En España la alternativa más habitual es la incineración, que puede realizarse de forma individual (solo para tu peludo) o de forma colectiva (junto a otros animales fallecidos). De tu elección dependerá el precio de este servicio, más costoso cuando se realiza de forma individual.
Si el animal ha fallecido en casa, podrás contratar este servicio a empresas especializadas que lo recogerán en escasas horas y se ocuparán de todo: desde su baja de chip en los registros oficiales como de entregarte el certificado de incineración y, en caso de la cremación individual, contarás con la opción de llevar sus cenizas a tu hogar.
Sí, cuando perdemos a un perro, gato u otro animal de compañía, podemos entrar en un período de duelo en muchos casos similar al que podemos vivir tras la pérdida de un familiar. Es por ello que debemos cuidar de nuestra salud mental, especialmente en esos momentos delicados de pérdida y ausencia, sabiendo que sentiremos un vacío que solo se calmará con el paso del tiempo.
Siéntete libre de expresar tus sentimientos, tal como aconsejan los psicólogos especialistas en estas pérdidas, y busca en consuelo en quienes sabes que entienden tu situación. No todo el mundo será capaz de empatizar contigo y con tus sentimientos en esta difícil situación. Si transcurren varias semanas y no consigues remontar el vuelo, quizás necesites ayuda profesional, por lo que no dudes en pedirla.
Con el paso del tiempo, irás asumiendo su ausencia y conseguirás recordar a tu fiel compañero o compañera con toda la alegría con la que vivisteis su paso por tu vida.
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